Un enfermo rebelde
En 1941, con poco más de cuarenta años de edad, Pauling descubrió que estaba afectado por una forma grave de una enfermedad renal potencialmente mortal (enfermedad de Bright), considerada incurable por la medicina de la época. Con el apoyo del doctor Thomas Addis, Pauling consiguió controlar la enfermedad siguiendo una dieta pobre en proteínas y sin sal, con un mayor consumo de vitaminas y sales minerales. Pese a su enfermedad, Pauling vivió y se mantuvo intelectualmente activo hasta la edad de 94 años.
A finales de la
década de 1950, Pauling investigó la acción de las enzimas sobre las funciones
cerebrales, ya que pensaba que las enfermedades mentales podrían estar causadas, en
parte, por disfunciones enzimáticas. En 1968, Pauling publicó en la
revista Science su artículo más importante en este terreno: "Psiquiatría
ortomolecular [....]", en el cual sentó las bases de la Medicina Ortomolecular.
En los años siguientes,
las investigaciones de Pauling sobre la vitamina C fueron fuente de
controversias. En 1970 publicó "La vitamina C y el resfriado común" y al año siguiente, comenzó una larga colaboración
con el oncólogo británico Ewan Cameron, trabajando sobre el uso de la vitamina
C en enfermos de cáncer en fase terminal con resultados que parecían favorables. Cameron
y Pauling escribieron varios artículos, así como un libro de divulgación
llamado "La vitamina C y el cáncer" describiendo sus observaciones. Sin embargo, la campaña de publicidad negativa en
su contra minó la credibilidad de Pauling y sus investigaciones por muchos
años.
Pauling fundó el Instituto de Medicina
Ortomolecular en Menlo Park, en 1973, hoy Instituto
Linus Pauling de Ciencia y Medicina, en donde
se realizan investigaciones en micronutrientes, fitonutrientes y otras maneras
de prevenir y tratar las enfermedades a través de la dieta humana.
En 1985, Pauling se quedó sin el apoyo financiero institucional, y sin
el apoyo de sus colegas. De todos modos, Pauling colaboró con el médico
canadiense Abram Hoffer en el desarrollo de una dieta que incluyera la vitamina
C en altas dosis (mucho mayor que la dosis diaria recomendada), como un tratamiento complementario del cáncer.
Aunque gran parte de
la comunidad científica apoyó las conclusiones de Pauling relacionadas
con sus investigaciones médicas, la participación de
Pauling en la polémica llevó a que el público tuviera presente la importancia
del consumo de vitaminas y minerales para la salud, y ayudó a redoblar los
esfuerzos que otros investigadores dedicaron a este campo.
Una de las mentes más brillantes del siglo XX perseveró, incansablemente, en una línea de investigación que no sólo no le dió ningún reconocimiento, sino que además lo desprestigió y le quitó todo el apoyo de la comunidad científica que alguna vez le rindió honores. ¿Por qué? Da para pensar, ¿no les parece?…
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