jueves, 24 de marzo de 2011

La huesera


Les comparto uno de mis cuentos favoritos del libro "Mujeres que corren con los lobos" de Clarissa Pinkola Estés.
La Loba

Hay una vieja que vive en un escondrijo del alma que todos conocen pero muy pocos han visto. Como en los cuentos de hadas de la Europa del este, la vieja espera que los que se han extraviado, los caminantes y los buscadores acudan a verla. Es circunspecta, a menudo peluda y siempre gorda, y, por encima de todo, desea evitar cualquier clase de compañía. Cacarea como las gallinas, canta como las aves y por regla general emite más sonidos animales que humanos. Se la conoce con distintos nombres: La huesera, la trapera y la loba.
La única tarea de La Loba consiste en recoger huesos. Recoge y conserva todo lo que corre peligro de perderse. Su cueva está llena de huesos de todas las criaturas del desierto: venados, serpientes de cascabel, cuervos. Pero su especialidad son los huesos de lobos.
Se arrastra, trepa y recorre las montañas y los arroyos en busca de huesos de lobo y cuando ha juntado un esqueleto entero, cuando el último hueso está en su sitio y tiene ante sus ojos la hermosa escultura blanca de la criatura, se sienta junto al fuego y piensa que canción va a cantar.



http://steeringfornorth.deviantart.com/art/La-Loba-La-Huesera-115187491
 
Una vez decidida la canción, se sitúa frente a la criatura, levanta los brazos sobre ella y se pone a cantar. Entonces los huesos del lobo se van cubriendo de carne y a la criatura le crece el pelo. La Loba canta un poco más y la criatura cobra vida, y su fuerte y peluda cola se curva hacia arriba. La Loba sigue cantando y la criatura lobuna empieza a respirar. Canta con tal intensidad que el suelo del desierto se estremece y, mientras ella canta, el lobo abre los ojos, pega un salto y se escapa corriendo cañón abajo. En algún momento de su carrera, debido a la velocidad o a su chapoteo en el agua del arroyo que está cruzando o a un rayo de luna que le ilumina directamente su costado, el lobo se transforma de repente en una mujer que corre libremente hacia el horizonte, riéndose a carcajadas. 

Fin.

Es sabido que en el mundo salvaje mantenerse con vida un día más requiere plena atención, ya que bajar la guardia si quiera por un instante puede significar la muerte. Pero en nuestra vida, en apariencia domesticada, llegamos a olvidar con demasiada facilidad nuestra naturaleza salvaje y solemos pasar por alto el hecho de que hasta el más pequeño gesto puede acabar por matar algo esencial en nosotras: nuestros deseos, nuestros sueños, nuestro amor propio, nuestro goce vital… Hasta el gesto más inofensivo en apariencia puede ser tan letal como un colmillo bien afilado o un dardo envenenado. Es por eso que en nuestro intento por sobrevivir en este mundo, seguramente ya hemos muerto una y mil veces…es inevitable, como la noche. Tal vez hoy el único vestigio de lo que alguna vez fueran nuestras vidas sean nuestros huesos dispersos por el desierto y el profundo deseo de resucitar a un nuevo amanecer. 


Mujer Germinada

3 comentarios:

  1. Gracias Pauli por compartir infinidad de detalles!
    Un abrazo gigante! Me encanta leer tu blog y veo k lo has enchulado ene :-) jee. Nos vemos pronto!

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  2. Pauli me encata leer tu blog! Es vida y sanacion! Un abrazoteeeeee
    Cuando regresas a pucon?

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  3. Muuuchas gracias, Stefy, por tus comentarios! Un abrazooo

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