Alimentación saludable, mordisco a mordisco

Si bien mi alimentación actual es muy distinta de lo que solía ser años atrás, lo cierto es que mi proceso de cambio ha sido bastante gradual, mordisco a mordisco, día a día, mes a mes, año a año. Básicamente, mi estrategia ha consistido en realizar un cambio a la vez, procurando no perder de vista mi propósito mayor.   Y cuando un cambio ya está incorporado a mi ser y arraigado en mi vida, entonces evalúo si estoy satisfecha con los resultados y sumo un nuevo cambio, si lo estimo pertinente. 

El principal mensaje que quiero transmitir hoy es que no temas avanzar lentamente, pues mientras estés dando mordiscos hacia una alimentación más natural, tu cuerpo-mente te lo va a agradecer. Porque como dijo el poeta Hesíodo: "Si añades un poco a lo poco y lo haces así con frecuencia, pronto llegará a ser mucho". Por ejemplo, si reduces tu consumo de azúcar a la mitad, y en vez de agregar 2 cucharaditas a tu té, agregas una cada día, en un día serán sólo 5 gramos menos, que es nada, pero al cabo de 6 meses será casi un kilo de azúcar que ha dejado de ingresar a tu organismo. ¡No es menor!  

Y cuando se trata de incorporar algún cambio a mi vida, hay una frase del escritor Johann P. Eckermann que procuro recordar siempre: "No basta dar pasos que un día puedan conducir hasta la meta, sino que cada paso ha de ser una meta, sin dejar de ser un paso". Siguiendo con el ejemplo anterior, reducir el azúcar es un pequeño meta-paso que  nos conviene valorar, porque es un  logro en sí mismo y también porque nos acerca a nuestra meta mayor, que puede ser la de recuperar nuestro peso óptimo o la de lograr reducir la intensidad de un síntoma, entre otras. El tema es que si sólo nos fijamos la meta mayor y no valoramos nuestros pequeños pasos y logros en el transcurso del camino, es muy fácil perder la motivación al sentir que nuestros esfuerzos no están dando los frutos esperados, ya que puede que tardemos un tiempo en alcanzarla. Por ejemplo, puede que, al cabo de algunos meses de reducir tu consumo de azúcar, no hayas alcanzado aún tu meta del peso óptimo y sientas frustración, pienses que no ha valido la pena o que es inalcanzable y quieras abandonar. Pero, en mi experiencia, eso ocurre cuando no has notado o no has valorado lo suficiente el hecho de que sí has bajado un par de kilos, que tu piel está más luminosa y que además sientes menos ansiedad y tienes más energía que antes. Es cierto que aún te queda camino por recorrer para alcanzar tu meta, pero ya vas viendo que avanzas en la dirección deseada y que vas teniendo además algunos "beneficios colaterales". (por cierto, para ser capaz de apreciar estos cambios, suele ser de gran ayuda llevar algún tipo registro, ya que solemos olvidar cómo estábamos cuando comenzamos).

Pienso que la vida está hecha de esas pequeñas decisiones que tomamos a cada instante: tomar un vaso de agua o de bebida, subir por la escalera normal o la mecánica, dar o no dar las gracias, etc. Porque, aunque no lo dimensionemos en ese momento, estas decisiones  cotidianas tienen grandes efectos en nuestras vidas en el mediano y largo plazo. Por eso nos conviene aprender a prestarles más atención y a tomarlas de forma más consciente. Tal vez te ayude imaginar que estas pequeñas decisiones son como semillas: ¿Qué es lo que sembrarás hoy para tu vida? ¿Qué es lo que crees que va a crecer a partir de esas semillas? ¿Crees que esas semillas, cuando crezcan, te van a dar lo que quieres obtener o cosechar?